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lunes, 22 de febrero de 2010

Dos cartas de Juan Bosh... por Haití

Recibí un email con esta nota y me parece muy valioso para que mis amigos lo conozcan.

La escritora dominicana Chiqui Vicioso nos hizo llegar a Cubadebate una carta del patriota y ex presidente de República Dominicana, Juan Bosch, enviada a los intelectuales tru, en la que les reclama dar trato digno a los haitianos: “Creo que Uds. no han meditado sobre el derecho de un ser humano, sea haitiano o chino, a vivir con aquel mínimo de bienestar indispensable para que la vida no sea una carga insoportable; que Uds. consideran a los haitianos punto menos que animales, porque a los cerdos, a las vacas, a los perros no les negarían Uds. el derecho de vivir…”

La Habana,
14 de junio de 1943.

Mis queridos Emilio Rodríguez Demorizi, Héctor Incháustegui y Ramón Marrero Aristy:
USTEDES SE VAN MAÑANA, creo, y antes de que vuelvan al país quiero escribirles unas líneas que acaso sean las últimas que produzca sobre el caso dominicano como dominicano. No digo que algún día no vuelva al tema, pero lo haré ya a tanta distancia mental y psicológica de mi patria nativa como pudiera hacerlo un señor de Alaska.
En primer lugar, gracias por la leve compañía con que me han regalado hoy; la agradezco como hombre preocupado por el comercio de las ideas, jamás porque ella me haya producido esa indescriptible emoción que se siente cuando en voz, en el tono, en las palabras de un amigo que ha dejado de verse por mucho tiempo se advierten los recuerdos de un sitio en que uno fue feliz. Acaso para mi dicha, nunca fui feliz en la República Dominicana, ni como ser humano ni como escritor ni como ciudadano; en cambio sufrí enormemente en todas esas condiciones.
Hoy también he sufrido…Pues de mi reunión con Uds. he sacado una conclusión dolorosa, y es ésta: la tragedia de mi país ha calado mucho más allá de donde era posible concebir: La dictadura ha llegado a conformar una base ideológica que ya parece natural en el aire dominicano y que costará enormemente vencer; si es que puede vencerse alguna vez. No me refiero a hechos concretos relacionados con determinada persona; no hablo de que los dominicanos se sientan más o menos identificados con Trujillo, que defiendan o ataquen su régimen, que mantengan tal o cual idea sobre el suceso limitado de la situación política actual en Santo Domingo; no, mis amigos queridos: hablo de una transformación de la mentalidad nacional que es en realidad incompatible con aquellos principios de convivencia humana en los cuales los hombres y los pueblos han creído con firme fe durante las épocas mejores del mundo, por los que los guías del género humano han padecido y muerto, han sufrido y se han sacrificado. Me refiero a la actitud mental y moral de Uds. - y por tanto de la mejor parte de mi pueblo - frente a un caso que a todos nos toca: el haitiano.
Antes de seguir desearía recordar a Uds. que hay una obra mía, diseminada por todo nuestro ámbito, que ha sido escrita, forjada al solo estimulo de mi amor por el pueblo dominicano. Me refiero a mis cuentos. Ni el deseo de ganar dinero ni el de obtener con ellos un renombre que me permitiera ganar algún día una posición política o económica ni propósito bastardo alguno dio origen a esos cuentos. Uds. son escritores y saben que cuando uno empieza a escribir, cuando lo hace como nosotros, sincera, lealmente, no lleva otro fin que el de expresar una inquietud interior angustiosa y agobiadora. Así, ahí está mi obra para defenderme si alguien dice actualmente o en el porvenir que soy un mal dominicano. Hablo, pues, con derecho a reclamar que se me oiga como al menos malo de los hijos de mi tierra.
Los he oído a Uds. expresarse, especialmente a Emilio y Marrero, casi con odio hacia los haitianos, y me he preguntado cómo es posible amar al propio pueblo y despreciar al ajeno; cómo es posible querer a los hijos de uno al tiempo que se odia a los hijos del vecino, así, sólo porque son hijos de otros. Creo que Uds. no han meditado sobre el derecho de un ser humano, sea haitiano o chino, a vivir con aquel mínimo de bienestar indispensable para que la vida no sea una carga insoportable; que Uds. consideran a los haitianos punto menos que animales, porque a los cerdos, a las vacas, a los perros no les negarían Uds. el derecho de vivir…
Pero creo también - y espero no equivocarme - que Uds. sufren una confusión; que Uds. han dejado que el juicio les haya sido desviado por aquéllos que en Haití y en la República Dominicana utilizan a ambos pueblos para sus ventajas personales. Porque eso es lo que ocurre, amigos míos. Si me permiten he de explicárselo: El pueblo dominicano y el pueblo haitiano han vivido desde el Descubrimiento hasta hoy - o desde que se formaron hasta la fecha - igualmente sometidos en términos generales. Para el caso no importa que Santo Domingo tenga una masa menos pobre y menos ignorante. No hay diferencia fundamental entre el estado de miseria e ignorancia de un haitiano y el de un dominicano, si ambos se miden, no por lo que han adquirido en bienes y conocimientos, sino por lo que les falta adquirir todavía para llamarse con justo título, seres humanos satisfechos y orgullosos de serlo. El pueblo haitiano es un poco más pobre, y debido a esa circunstancia, luchando con el hambre, que es algo más serio de lo que puede imaginarse quien no la haya padecido en sí, en sus hijos y en sus antepasados, procura burlar la vigilancia dominicana y cruza la frontera; si el caso fuera al revés, sería el dominicano el que emigraría ilegalmente a Haití. El haitiano es, pues, más digno de compasión que el dominicano; en orden de su miseria merece más que luchemos por él, que tratemos de sacarlo de su condición de bestia. Ninguno de Uds. sería capaz de pegar con el pie a quien llegara a sus puertas en busca de abrigo o de pan: y si no lo hacen como hombres, no pueden hacerlo como ciudadanos.
Ahora bien, así como el estado de ambos pueblos se relaciona, porque los dos padecen, así también se relacionan aquéllos que en Santo Domingo igual que en Haití explotan al pueblo, acumulan millones, privan a los demás del derecho de hablar para que no denuncien sus tropelías, del derecho de asociarse políticamente, para que no combatan sus privilegios, del derecho de ser dignos para que no echen por el suelo sus monumentos de indignidad. No hay diferencia fundamental entre los dominicanos y los haitianos de la masa; No hay diferencia fundamental entre los dominicanos y los haitianos de la clase dominante.
Pero así como en los hombres del pueblo en ambos países hay un interés común - el de lograr sus libertades para tener acceso al bienestar que todo hijo de mujer merece y necesita -,  en las clases dominantes de Haití y Santo Domingo hay choques de intereses, porque ambas quieren para sí la mayor riqueza. Los pueblos están igualmente sometidos; las clases dominantes son competidoras. Trujillo y todo lo que él representa como minoría explotadora desean la riqueza de la isla para sí; Lescot  y todo lo que él representa como minoría explotadora, también. Entonces, uno y otro - unos y otros, mejor dicho - utilizan a sus pueblos respectivos para que les sirvan de tropa de choque: esta tropa que batalle para que el vencedor acreciente su poder. Engañan ambos a los pueblos con el espejismo de un nacionalismo intransigente que no es amor a la propia tierra sino odio a la extraña, y sobre todo, apetencia del poder total. Y si los más puros y los mejores entre aquéllos que por ser intelectuales, personas que han aprendido a distinguir la verdad en el fango de la mentira se dejan embaucar y acaban enamorándose de esa mentira, acabaremos olvidando que el deber de los más altos por más cultos no es ponerse al servicio consciente o inconsciente de una minoría explotadora, rapaz y sin escrúpulos, sino al servicio del hombre del pueblo, sea haitiano, boliviano o dominicano.
Cuando los diplomáticos haitianos hacen aquí o allá una labor que Uds. estiman perjudicial para la República Dominicana, ¿saben lo que están haciendo ellos, aunque crean de buena fe que están procediendo como patriotas? Pues están simplemente sirviendo a los intereses de esa minoría que ahora está presidida por Lescot como ayer lo estaba por Vincent. Y cuando los intelectuales escriben - como lo ha hecho Marrero, de total motu proprio según él dijo olvidando que no hay ya lugar para el libre albedrío en el mundo - artículos contrarios a Haití están sirviendo inconscientemente - pero sirviendo - a los que explotan al pueblo dominicano y lo tratan como enemigo militarmente conquistado. No, amigos míos… Salgan de su ofuscación.
 Nuestro deber como dominicanos que formamos parte de la humanidad es defender al pueblo haitiano de sus explotadores, con igual ardor que al pueblo dominicano de los suyos. No hay que confundir a Trujillo con la República Dominicana ni a Lescot con Haití. Uds. mismos lo afirman, cuando dicen que Lescot subió al poder ayudado por Trujillo y ahora lo combate. También Trujillo llevó al poder a Lescot y ahora lo ataca. Es que ambos tienen intereses opuestos, como opuestos son los de cada uno de los de sus pueblos respectivos y  los del género humano.
Nuestro deber es, ahora, luchar por la libertad de nuestro pueblo y luchar por la libertad del pueblo haitiano. Cuando de aquél y de este lado de la frontera, los hombres tengan casa, libros, medicinas, ropa, alimentos en abundancia; cuando seamos todos, haitianos y dominicanos, ricos y cultos y sanos, no habrá pugnas entre los hijos de Duarte y de Toussaint, porque ni estos irán a buscar, acosados por el hambre, tierras dominicanas en qué cosechar un mísero plátano necesario a su sustento, ni aquéllos tendrán que volver los ojos a un país de origen, idioma y cultura diferentes, a menos que lo hagan con ánimo de aumentar sus conocimientos de la tierra y los hombres que la viven.
Ese sentimiento de indignación viril que los anima ahora con respeto a Haití, volvámoslo contra el que esclaviza y explota a los dominicanos; contra el que, con la presión de su poder casi total, cambia los sentimientos de todos los dominicanos, los mejores sentimientos nuestros, forzándonos a abandonar el don de la amistad, el de la discreción, el de la correcta valoración de todo lo que alienta en el mundo. Y después, convoquemos en son de hermanos a los haitianos y ayudémosles a ser ellos libres también de sus explotadores; a que, lo mismo que nosotros, puedan levantar una patria próspera, culta, feliz, en la que sus mejores virtudes, sus mejores tradiciones florezcan con la misma espontaneidad que todos deseamos para las nuestras.
Hay que saber distinguir quién es el verdadero enemigo y no olvidar que el derecho a vivir es universal para individuos y pueblos. Yo sé que Uds. saben esto, que Uds., como yo, aspiran a una patria mejor, a una patria que pueda codearse con las más avanzadas del globo. Y no la lograremos por otro camino que por el del respeto a todos los derechos, que si están hoy violados en Santo Domingo no deben ofuscarnos hasta llevarnos a desear que sean violados por nosotros en lugares distintos.
Yo creo en Uds. Por eso he sufrido. Creo en Uds. hasta el hecho de no dolerme que Marrero mostrara a Emilio el papelito que le escribí con ánimo de beneficiarlo y sin ánimo de molestar ni por acción ni por omisión a Emilio. En todos creo, a todos los quiero y en su claro juicio tengo fe. Por eso me han hecho sufrir esta tarde.
Pero el porvenir ha de vernos un día abrazados, en medio de un mundo libre de opresores y de prejuicios, un mundo en que quepan los haitianos y los dominicanos, y en el que todos los que tenemos el deber de ser mejores estaremos luchando juntos contra la miseria y la ignorancia de todos los hombres de la tierra.
Mándenme como hermano y ténganme por tal.

Juan Bosch.

(En: Para la historia, dos cartas, Santiago, República Dominicana. Editorial el Diario, 1943, pp. 3-8)

Juan Emilio Bosch y Gaviño (La Vega, 30 de junio de 1909 - Santo Domingo 1 de noviembre de 2001). Ensayista, cuentista, novelista y político dominicano. Fue el primer Presidente Constitucional de la República Dominicana elegido democráticamente luego de la muerte del dictador Rafael Trujillo en 1961. Fundó el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en 1939 y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en 1973

domingo, 21 de febrero de 2010

 EL VALOR DE UNA COMA

Julio Cortázar escribe:
"La coma" es la puerta giratoria del pensamiento.En efecto, lea y analice la siguiente frase:



"Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda.

"

¿Dónde colocaría usted la coma?


-

Si usted es mujer, con toda seguridad colocaría la coma después de la palabra mujer.

Lo que daría:



"Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer, andaría en cuatro patas en su búsqueda.

" 

Pero, si usted es varón, con toda seguridad colocaría la coma después de la palabra tiene.


Y quedaría:

"Si el hombre supiera realmente el valor que tiene, la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda.

" 

GRACIAS AL CREADOR DEL USO DE "LA COMA" NOS EVITAMOS
MALOS ENTENDIDOS.

miércoles, 3 de febrero de 2010

La IV Flota en acción Un portaaviones llamado Haití

Un aporte de un amigo... sigan los aportes de calidad.

Raúl Zibechi

ALAI AMLATINA, 01/02/2010.- La reacción de Estados Unidos de militarizar la parte haitiana de la isla luego del devastador terremoto del 12 de enero, debería enmarcarse dentro del contexto generado a raíz de la crisis financiera y económica y el ascenso de Barack Obama a la presidencia. Las tendencias de fondo ya estaban presentes pero la crisis las ha acelerado de modo que han ganado visibilidad. Se trata de la primera intervención de envergadura de la IV Flota, restablecida poco tiempo atrás.

Con la crisis haitiana, la militarización de la relaciones entre Estados Unidos y América Latina avanza un paso más, como parte de la militarización de toda la política exterior de Washington. De ese modo, la superpotencia en declive intenta retardar el proceso que la convertirá en una potencia entre otras seis o siete en el mundo. La intervención es tan desembozada, que el periódico oficialista chino Diario del Pueblo (21 de enero) se pregunta si Estados Unidos pretende incorporar a Haití como un estado más de la unión.

El diario chino recoge un análisis de la prestigiosa revista Time, donde se asegura que “Haití ya se ha convertido en el 51º estado de los Estados Unidos, y aún cuando no lo sea es por lo menos su patio trasero”. En efecto, en apenas una semana el Pentágono había movilizado hacia la isla un portaaviones, 33 aviones de socorro y numerosas naves de guerra además de 11 mil soldados. La MINUSTAH, misión de la ONU para la estabilización de Haití, tiene apenas 7 mil soldados. Según Folha de Sao Paulo (20 de enero) Estados Unidos desplazó a Brasil de su lugar de dirección de la intervención militar en la isla, ya que en pocas semanas tendrá “doce veces más militares que Brasil en Haití”, llegando hasta los 16 mil efectivos.

El mismo Diario del Pueblo, en un artículo sobre el “efecto estadounidense” en el Caribe, asegura que la intervención militar de ese país en Haití tendrá influencia en su estrategia en el Caribe y en América Latina donde mantiene una importante confrontación con Cuba y Venezuela. Esa región es, en la lectura de Beijing, “la puerta de su patio trasero”, a la que busca “controlar estrechamente” para “continuar alargando el radio de su influencia hacia el sur”.

Todo esto no es demasiado nuevo. Lo importante es que se inscribe en una escalada que se inició con el golpe militar en Honduras y con los acuerdos con Colombia para la utilización de siete bases en ese país. Si a eso se le suma el uso de las cuatro bases que el presidente de Panamá Ricardo Martinelli cedió a Washington en octubre, y las ya existentes en Aruba y Curaçao (islas próximas a Venezuela pertenecientes a Holanda), existen un total de trece bases rodeando el proceso bolivariano. Ahora, además, consigue un enorme portaaviones en el medio del Caribe.

Según Ignacio Ramonet, en Le Monde Diplomatique de enero, “todo anuncia una agresión inminente”. No parece ese por cierto el escenario más probable, aunque sí pueden concluirse dos cuestiones: que Estados Unidos optó por el militarismo para paliar su declive y que necesita del petróleo de Colombia, Ecuador y sobre todo de Venezuela para afianzar su situación hegemónica o, por lo menos, hacer más lento el declive. Sin embargo las cosas no son tan simples.

Para el mensuario francés, “la clave está en Caracas”. Sí y no. Sí porque, en efecto, el 15% de las importaciones de petróleo de Estados Unidos provienen de Colombia, Venezuela y Ecuador, porcentaje que iguala la cantidad importada de Oriente Medio. Además, Venezuela va camino de convertirse en la mayor reserva de crudo del planeta luego que se certifiquen las reservas de la Faja del Orinoco descubiertas recientemente. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, serían el doble de las de Arabia Saudí. Todo esto sería suficiente para que Washington deseara, como desea, sustituir a Hugo Chávez al frente del proceso bolivariano.

A mi modo de ver, el problema central para la hegemonía estadounidense en el “patio trasero” es Brasil. El petróleo bajo tierra es una riqueza importante. Pero hay que extraerlo y transportarlo, lo que demanda inversiones, o sea estabilidad política. Brasil es ya una potencia global, el segundo de los países del BRIC (Brasil, Rusia, India, China) en importancia detrás de China. De los diez mayores bancos del mundo, tres son brasileños (y cinco chinos), pero ya ninguno procede de Estados Unidos ni de Inglaterra. Brasil tiene las sextas reservas de uranio del mundo (cuando sólo el 25% de su territorio ha sido investigado) y estará entre las cinco mayores reservas de petróleo cuando se termine la prospección en la cuenca de Santos. Las multinacionales brasileñas figuran entre las mayores del mundo: Vale do Rio Doce es la segunda minera y la primera en mineral de hierro; Petrobras es la cuarta petrolera del mundo y la quinta empresa global por su valor de mercado; Embraer es la tercera aeronáutica detrás solo de Boeing y Airbus; JBS Friboi es el primer frigorífico de carne vacuna del mundo; Braskem es la octava petroquímica del planeta. Y se podría seguir largo rato.

A diferencia de China, Brasil es autosuficiente en materia de energía y será un gran exportador. Su mayor vulnerabilidad, la militar, está en vías de ser superada gracias a la asociación estratégica con Francia: en la década que acaba de comenzar, Brasil fabricará aviones caza de última generación, helicópteros de combate y submarinos ya que Francia le transferirá las tecnologías necesarias. Hacia 2020, si no antes, será la quinta economía del planeta. Y todo eso sucede en las narices de Estados Unidos.

Allí Brasil ya controla buena parte del Producto Bruto Interno de Bolivia, Paraguay y Uruguay, tiene una presencia muy firme en Argentina, de la que es un socio estratégico, así como en Ecuador y Perú, que le facilitan la salida al Pacífico. Ahí está el hueso más duro para la IV Flota. Véase que el Pentágono ha diseñado para Brasil la misma estrategia que le aplica a China: generarle conflictos en sus fronteras para impedirle despegar. Corea del Norte, Afganistán y Pakistán, además de la desestabilización de la provincia de mayoría musulmana de Xinjiang.

En Sudamérica, un rosario de instalaciones militares del Comando Sur rodea Brasil por la región andina y el sur. La tenaza se cierra con el conflicto Colombia-Venezuela y Colombia-Ecuador. Ahora contará con el portaaviones haitiano, desplazando de esa isla la importante presencia brasileña al frente de la MINUSTAH. Es una estrategia de hierro, fríamente calculada y rápidamente ejecutada.

El problema que enfrentan las naciones y los pueblos de la región, es que las catástrofes naturales serán la moneda corriente en las próximas décadas. Esto es apenas el comienzo. La IV Flota será la porción militar más experimentada y mejor preparada para intervenciones “humanitarias” en situaciones de emergencia. Haití no será la excepción sino el primer capítulo de una nueva serie pautada por el posicionamiento militar en toda la región. Dicho de otro modo: los latinoamericanos estamos en serio peligro, y es hora de que vayamos tomando nota.

De un discurso de José Mujica, Presidente Electo de la República Oriental del Uruguay

Hermes Báez, me reenvía este excelente discurso, de un latinoamericano, lo que quiere decir que nos va bien a todos... aprendamos de él.

Me gusta pensarme como alguien que le gusta darse baños en piscinas llenas de inteligencia ajena, de cultura ajena, de sabiduría ajena.Cuanto más ajena, mejor. Cuanto menos coincide con mis pequeños saberes, mejor.

Lo que digo, no lo digo como chacarero sabiondo, ni como payador leído, lo digo buscando con ustedes.

Lo digo, buscando, porque sólo los ignorantes creen que la verdad es definitiva y maciza, cuando apenas es provisoria y gelatinosa. Hay que buscarla porque anda corriendo de escondite en escondite.

Y pobre del que emprenda en soledad esta cacería.

La inteligencia que le rinde a un país es la inteligencia distribuida.
Es la que no está sólo guardada en los laboratorios o las universidades, sino la que anda por la calle.

La inteligencia que se usa para sembrar, para tornear, para manejar un auto elevador o para programar una computadora. Para cocinar, para atender bien a un turista, es la misma inteligencia.

Unos subirán más escalones que otros, pero es la misma escalera. Para todo se precisa la misma mirada curiosa, hambrienta de conocimiento y muy inconformista.

Se termina sabiendo, porque antes supimos estar incómodos por no saber.

Sueño con un país en el que los padres le muestren el pasto a los hijos chicos y le digan:
¿Sabes qué es eso?, es una planta procesadora de la energía del sol y de los minerales de la tierra
O que les muestren el cielo estrellado y hagan piecito en ese espectáculo para hacerlos pensar en los cuerpos celestes, en la velocidad de la luz y en la transmisión de las ondas.
Y no se preocupen, que esos uruguayos chicos igual van a seguir jugando al fútbol. Sólo que, en una de esas, mientras ven picar la pelota puedan pensar a la vez en la elasticidad de los materiales que la hacen rebotar.

Había un dicho:" No le des pescado a un niño, enséñale a pescar".

Hoy deberíamos decir: No le des un dato al niño, enséñale a pensar.

Tal como vamos, los depósitos de conocimiento no van a estar más dentro de nuestras cabezas, sino ahí afuera, disponibles para buscarlos por Internet.

Ahí va a estar toda la información, todos los datos, todo lo que ya se sabe.
En otras palabras, van a estar todas las respuestas.

Lo que no van a estar son todas las preguntas.

En la capacidad de interrogarse va a estar la cosa. En la capacidad de formular preguntas fecundas, que disparen nuevos esfuerzos de investigación y aprendizaje
Antes les decía que la inteligencia que le sirve a un país es la inteligencia distribuida.

Ahora les digo que el inconformismo que le sirve a un país es el inconformismo distribuido.

El que ha invadido la vida de todos los días y nos empuja a preguntarnos si lo que estoy haciendo no se puede hacer mejor....

Una cultura del inconformismo es la que no nos deja parar hasta conseguir más kilos por hectárea de trigo o más litros por vaca lechera.

Todo, absolutamente todo, se puede hacer hoy un poco mejor que ayer.

Desde tender la cama de un hotel a matrizar un circuito integrado.

Necesitamos una epidemia de inconformismo.

Y eso también es cultural, eso también se irradia desde el centro intelectual de la sociedad a su periferia

13 de enero de 2010

lunes, 1 de febrero de 2010

"LA VERDADERA DEUDA EXTERNA" nos la deben a nosotros, diría yo



El maestro de la fotografía Pedro Guzmán, me reenvía un documento histórico que demuestra estadísticamente y financieramente que Europa nos pertene. Realmente no tiene desperdicio.

EXPOSICIÓN DEL CACIQUE GUAICAIPURO CUAUTEMOC ANTE LA REUNIÓN DE JEFES DE ESTADO DE LA COMUNIDAD EUROPEA
(08/02/2002).


Con lenguaje simple, que era trasmitido en traducción simultánea a más de un centenar de Jefes de Estado y dignatarios de la Comunidad Europea, el Cacique Guaicaípuro Cuatemoc logró inquietar a su audiencia cuando dijo:

"Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuatemoc he venido a encontrar a los que celebran el encuentro. Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace solo quinientos años. Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme. El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento.
Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.
¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.
¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano!
¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!
¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios.
Yo, Guaicaipuro Cuatemoc, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis. Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan ""MARSHALLTESUMA"", para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.
Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos: ¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indo americano Internacional?
Deploramos decir que no. En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá, pero sin canal. En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.
Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en cobrar. Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a nuestros hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos les cobran a los pueblos del Tercer Mundo.
Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado solo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia. Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300. Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra. Muy pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre? Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indios americanos. Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica..."
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Cuando el Cacique Guaicaipuro Cuatemoc dio su conferencia ante la reunión de JEFES DE ESTADO DE LA COMUNIDAD EUROPEA, no sabía que estaba exponiendo una tesis de Derecho Internacional para determinar LA VERDADERA DEUDA EXTERNA. Ahora solo resta que algún gobierno, latinoamericano tenga el valor suficiente para hacer el reclamo ante los Tribunales Internacionales. ¿Qué tal? QUE ATRIBUTOS TAN BIEN PUESTOS los del Cacique!!! Si tienes amigos honestos, hazles conocer este discurso. Ellos también han sido vendidos...
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Cortesía de Fafa Taveras fafataveras@hotmail.com ...